Volver a respirar: La Justicia cancela más de 50.000 euros de deuda a un padre soltero de Chiclana, con dos hijos a su cargo, que lo perdió todo tras intentar emprender con una empresa de informática

Hay historias que comienzan con un sueño y terminan convirtiéndose en una pesadilla de la que parece imposible despertar. La de este informático, vecino de Chiclana de la Frontera, es la crónica de miles de españoles: un trabajador honesto que intentó crear su propio negocio, se vio golpeado por las crisis sucesivas y acabó atrapado en una espiral de deudas. Hoy, sin embargo, puede mirar a sus dos hijos pequeños y decirles que el futuro vuelve a ser suyo. Gracias a la intervención legal y a la aplicación de la Ley de la Segunda Oportunidad, el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Cádiz ha dictado un Auto por el que exonera a este vecino que, con dos hijos a su cargo y un sueldo precario, vivía asfixiado por los créditos de un negocio fallido y la crisis del COVID. El fallo judicial le concede el «perdón» definitivo de sus deudas, que ascendían a mas de  50.000 euros.

La trayectoria de este profesional no es la de un mal gestor, sino la de un padre coraje que pagó un precio muy alto por intentarlo. En 2014 decidió emprender con una tienda dedicada a la informática. Durante años cumplió con sus obligaciones, pero una tormenta de circunstancias hizo que la facturación cayera en picado a partir de 2017. Lejos de rendirse, pidió financiación personal para intentar salvar el negocio, luchando hasta 2019, momento en que, ahogado por la falta de beneficios, tuvo que darse por vencido en su emprendimiento. Cuando intentaba rehacer su vida como asalariado, llegó el golpe final: la pandemia del COVID-19 en 2020 le dejó sin empleo, empujándole a una situación límite.

La realidad que describe su situación es desgarradora. El informático se encontró solo, con la guardia y custodia exclusiva de sus dos hijos menores , viviendo en una vivienda de alquiler modesta y encadenando trabajos temporales mal remunerados. Su economía doméstica se convirtió en una ecuación imposible: con unos ingresos provenientes del Ingreso Mínimo Vital y un contrato que apenas sumaban para cubrir el alquiler, la luz, el agua y la alimentación de sus hijos, hacer frente a los más de 50.000 euros que reclamaban bancos, financieras y la propia Hacienda era una utopía. Su único patrimonio para responder ante los acreedores era un viejo Fiat Panda que consiguió salvar.

Ante este panorama, su abogado planteó al juzgado la única salida viable: demostrar que se trataba de un deudor insolvente, pero honesto. El Auto ha sido claro y contundente al respaldar esta tesis. El juez ha verificado que este informático cumplía con todos los requisitos de la «buena fe»: no había ocultado bienes, no tenía antecedentes penales económicos y su insolvencia era fortuita, no provocada. Al no existir oposición por parte de los acreedores ni indicios de culpabilidad tras la revisión de la documentación, el tribunal ha concedido la Exoneración del Pasivo Insatisfecho.

Este fallo judicial no solo cierra el concurso declarando su conclusión, sino que borra del mapa las reclamaciones de una larga lista de acreedores que incluía a grandes entidades bancarias, fondos de inversión, compañías telefónicas y la propia Hacienda. Para este padre gaditano, este Auto es mucho más que un trámite burocrático; es la llave de su libertad. Tras años priorizando los gastos básicos para que sus hijos pudieran subsistir frente a la presión del banco, la Justicia le ha dado la razón: tener deudas no significa tener que vivir condenado de por vida. Hoy, la cuenta vuelve a estar a cero, pero esta vez, a su favor.

Este nuevo horizonte ha sido posible gracias a la dirección letrada de RIVERIEGO ABOGADOS, cuyo equipo ha logrado demostrar ante los tribunales que la insolvencia no es un callejón sin salida. Un éxito que reafirma nuestro compromiso: luchar para que las personas honestas no paguen con su vida los errores económicos del pasado. Porque no solo cancelamos deudas; devolvemos el derecho a empezar de cero.